viernes, 30 de marzo de 2012

Seguimiento de la huelga. Siguen sin ponerse de acuerdo


Comienza a ser una peligrosa costumbre. En el guion de la séptima huelga general de la democracia apenas quedó margen para las sorpresas. Hubo guerra de cifras, hubo incidentes, que en algunas ocasiones terminaron en detenciones (un total de 176) y visitas al hospital, y hubo piquetes informativos, la mayoría, salpicados de algún que otro más bien coactivo. En la industria y la construcción, el seguimiento fue muy masivo, mientras en los servicios, que dan trabajo a dos de cada tres empleados, la incidencia fue mínima. La sensación de quienes pasearon ayer por cualquier ciudad del país es que hubo menos actividad, sí, pero la huelga no fue ni mucho menos general.
El balance ofrecido por los secretarios generales de los dos grandes sindicatos convocantes de la huelga, UGT y CC OO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, estimó que en la industria y la construcción hizo huelga el 97% de los trabajadores, un 95% la secundó en los transportes, la agricultura y la ganadería, los servicios pararon en un 70%, mientras que la administración pública registró un seguimiento del 57%. En promedio paró el 77%.
La patronal CEOE declaró que la repercusión de la huelga no superó el 15% de la actividad en España, según los datos agregados de sectores como de construcción, industria y servicios, y afirmó que las mayores incidencias desde el punto de vista geográfico estuvieron en País Vasco y Navarra. El presidente de esta organización, Juan Rosell, solo se refirió a la cifra de consumo eléctrico como uno de los baremos más equitativos a la hora de medir el éxito o fracaso de una huelga general y se congratuló de que los servicios mínimos funcionaran en su inmensa mayoría.
Así, con los datos facilitados por Red Eléctrica, la demanda cayó a primera hora de la mañana un 16,5%, muy similar a lo ocurrido en el paro de 24 horas de 2010, cuando el descenso fue del 16,7%.
La crónica de la jornada de protesta en contra de la reforma laboral se inició a las 12 de la noche con la acción de los piquetes en zonas consideradas históricamente estratégicas: las grandes áreas industriales de las ciudades y los principales mercados de abastos.
Incidentes en mercados y transporte
Comenzó así el transcurso de las primeras horas de huelga, caracterizadas una vez más por grupos de trabajadores que conminan a los hosteleros a cerrar sus establecimientos, barrenderos y basureros que optan por no salir y cocheras de autobuses custodiadas por la policía. Fue en Mercamadrid, Mercabarna y otros centros de abastos donde se registraron los primeros incidentes para intentar impedir la entrada y salida de mercancías.
De igual forma, las cocheras de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) fue otro de los puntos conflictivos. Algunos vehículos que debían cubrir los servicios mínimos fueron apedreados y las fuerzas del orden tuvieron que intervenir. No hay que olvidar que el cumplimiento o no de los servicios mínimos en el transporte es un factor decisivo en el seguimiento posterior de la huelga. A esas horas, cuando aún no había amanecido, el arranque de las grandes plantas industriales era también vital para calibrar el seguimiento de la protesta. El paro fue casi total en el sector automovilístico. Los fabricantes precisaron que en la mayoría de los casos se trató de paradas previstas y no fueron fruto de un seguimiento masivo de la huelga.
La jornada avanzaba y restaba por ver qué ocurriría en algunos servicios públicos, tales como la enseñanza y la sanidad, y el comercio, otro de los focos de máxima atención de piquetes y policía.
En los colegios, el sentir general fue que ayer faltaron más alumnos que profesores. Primero porque era el último día lectivo antes de las vacaciones de Semana Santa y muchas familias optaron por que los estudiantes se quedaran en casa y, en otros casos, la suspensión de las rutas impidió la normal afluencia de escolares. En sanidad, las urgencias funcionaron con absoluta normalidad y en las consultas, fueron numerosos los pacientes que, en previsión, ya habían reprogramado sus citas. En cuanto al comercio, de nuevo, lo clásico: piquetes frente a los grandes almacenes y cadenas de distribución que resisten la presión y no cierran; y persianas que suben y bajan al paso de los manifestantes entre los pequeños tenderos al grito de ¡hoy no se trabaja, hoy no se consume! Precisamente eso, la falta de clientes, es lo que ayer seguía preocupando al comercio. La jornada concluyó con decenas de manifestaciones en las principales capitales.
Con todos estos mimbres, los sindicatos consideraron que la huelga había tenido una participación "muy amplía" y, por ello, reclamaron al Gobierno que abra una negociación para modificar una reforma laboral que ven "dañina". CC OO y UGT ofrecieron al Gobierno iniciar un camino distinto para buscar un consenso que relance la actividad y reduzca el paro. De lo contrario, vaticinaron "un conflicto social creciente".
La ministra de Empleo, Fátima Báñez dijo que el Ejecutivo cuenta con los sindicatos para entablar un diálogo "abierto y permanente", pero dejó claro que las partes fundamentales de la reforma laboral no se van a modificar. A priori, muy pocos avances tras la protesta, haya sido masiva o limitada.


Fuente: Diario Cinco Días
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